En su primer discurso como Sumo Pontífice, el Papa León XIV ofreció un mensaje firme y esperanzador que marcó el tono espiritual y pastoral de su naciente pontificado. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el nuevo líder de la Iglesia Católica invitó a la humanidad a no temer y a caminar unidos hacia un mundo más justo y fraterno.
“El mal no prevalecerá. Todos estamos en manos de Dios, por lo tanto, sin miedo, unidos, de la mano de Dios y entre nosotros avancemos hacia adelante”, proclamó ante una multitud emocionada, subrayando la fuerza de la fe como herramienta de unidad frente a los desafíos globales.
Uno de los momentos más significativos fue su saludo en español, dirigido con especial afecto a la comunidad peruana que lo acompañó durante décadas de misión pastoral.
“Y si me permiten también una palabra, un saludo… en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”, expresó con visible emoción.
